La razón principal por la que
muchos nadadores no mejoran su natación ni sus tiempos es que cuando van a
entrenar simplemente saltan a la piscina, nadan siguiendo la línea negra, giran
rápido, se empujan fuerte de la pared y realizan un gran esfuerzo intentando
nadar más rápido, sintiéndose cansados al final de la sesión.
Si vas a entrenar, ¿por qué no entrenas
para obtener el mayor beneficio posible de la sesión y trabajas practicando la
técnica y las habilidades que realmente marcan la diferencia? Si
estás entrenando, ¿por qué no aprovechar al máximo el tiempo?
- ¿Cuál es el objetivo principal de la sesión?
- ¿Qué habilidades entrenaré hoy?
- ¿Qué información necesito recoger?
- ¿Qué medidas tengo que tomar?
- ¿Cómo afectarán los logros (o
fracasos) de hoy al entrenamiento de mañana?
En muchos casos los nadadores no
conocen las respuestas a estas preguntas, por lo que es muy difícil que
consigan buenos resultados.
Hay 4 aspectos importantes que
puedes utilizar para organizar tus entrenamientos:
1. Analiza: simplemente observa y
analiza qué ocurre sin la expectativa de hacerlo bien o fallar. Investiga qué
puntos no van bien ya que en esos puntos está la clave de tu exito.
2. Economiza: Concéntrate
trabajando con las habilidades que te hacen nadar de la manera más eficaz para
conseguir más con menos esfuerzo.
3. Desarrolla: Averigua dónde
estás cómodo y dónde está tu límite. Puedes trabajar en el umbral para hacer
pequeños cambios que desarrollen tu adaptación.
4. Evalúa: Mide tus progresos.
Realizar test de natación te ayudarán a conseguir una imagen clara de dónde
están tus puntos fuertes y tus puntos débiles. Mide cada detalle de tu natación
para conseguir información, por ejemplo el número de brazadas, ritmo, tiempo,
esfuerzo percibido...
Organizar tus entrenamientos con
estos 4 aspectos te hará cambiar tu visión sobre cómo entrenar y te ayudará a
construir un camino firme que te lleve hasta tu objetivo.